
Un
sueño errado
Relato
de la cohesión, Sainz - Repsol - Lancia

Iván
Hernández

Lo
que debía ser el sueño de cualquier piloto,
sobre todo de aquellos que vienen de la época de
los grupos B; el poder estar alineado con uno de los coches
de la marca de Turín, Lancia, se trunca por cuestiones
diversas a lo largo de la temporada 93. El protagonista
de esta narcosis fallida, Carlos Sainz.

Ya
desde finales de los noventas el piloto madrileño
ansiaba la respuesta que nunca llegó, el sí
a un programa mundialista en el máximo escaparate
de los rallyes, el mundial, y con el equipo Lancia Martini
Racing. Circunstancias que nunca se produjeron a pesar
de tocar en la puerta de los italianos. El responsable
máximo del team, Cesare Fiorio lo había
catalogado de "piloto de asfalto", una losa
que le costó quitarse de encima y que continuó
con él algún tiempo más. Con el tiempo
demostró que tal etiqueta era muy errónea,
y sus dos Campeonatos del Mundo de Rallyes logrados así
lo demostraron.
Terminaba
un año 92 de pleno triunfo, obteniendo su segundo
certamen mundial con el equipo Toyota. Sainz seguía
mirando con fijación al equipo turinés,
aunque ya las cosas de cara a la siguiente temporada iban
a ser diferentes dentro del equipo. Lancia anunciaba su
retirada de forma oficial del Campeonato del Mundo después
de muchísimas temporadas de logros casi inigualables,
y lo hacían despidiéndose por todo lo alto,
obteniendo el Campeonato de Marcas del certamen, consiguieron
esa temporada ocho victorias de diez pruebas destinadas
a tal fin, de las que constaba el calendario.
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La
aparición de Repsol
La
petrolera española fue un remanente muy importante
en la carrera deportiva de Sainz. Desde que recibe la
primera oferta suculenta para un programa mundialista
completo con el equipo Toyota Team Europe, Repsol entra
en escena, optando a completar ese presupuesto necesario
para lograr el sueño del piloto español.
Juan
Carlos I, actual rey emérito de España,
es quien le abre las puertas de Repsol |
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Lo
curioso de la historia es qué, quien hace
de cicerone entre Repsol y Carlos, es el rey emérito
de España, Juan Carlos I. Años atrás
ya lo deleitó en los aledaños del
Palacio de la Zarzuela con una magistral sesión
racing. No olvidemos lo gran aficionado que es el
monarca a todo los deportes del motor, hasta tal
punto que un día, en un evento organizado
por Repsol y donde acude el rey, este, es quien
incita a los responsables de la petrolera a apoyar
a Sainz como así hicieron. |
Lacalle
recibe en el momento justo una llamada de Repsol, el desaparecido
Ove Andersson (Toyota Team Europe) ofrece una temporada
completa a Carlos y el acuerdo final se cierra gracias
a esa llamada. Que por cierto, en aquel entonces también
el jefe de Toyota pensaba igual que Cesare Fiorio, a lo
que Sainz mostraba la rabieta a su entorno. No entendía
esa postura que manifestaban los jefes de los equipos
cuando el propio piloto decía que su mejor ritmo
era en tierra.

Llega
la oportunidad de Lancia
Lancia
Martini culminaba la temporada 92 con el cartel puesto
de, más o menos "se traspasa equipo"
el madrileño veía aquí una segunda
oportunidad de encuadrarse dentro de la formación
de sus sueños, aunque también es cierto
que en Toyota se dio una situación que fue muy
propicia al cambio de equipo, siendo el máximo
impulsor Juanjo Lacalle. Castrol aparecía en escena
y eso significaba dos cosas, perder el patrocinador de
sus inicios y darle la bienvenida a Castrol que era el
patrocinador del TTE, o cambiar de equipo y llevarse consigo
a Repsol. Valorando ambas posibilidades optaron por la
segunda, sopesando mucho el agradecimiento de ser el patrocinio
que los había apoyado desde sus inicios. A decir
verdad hubo otra posibilidad que la propuso Lacalle, y
era alinear en Toyota varios coches con Castrol y el de
Carlos con Repsol, idea que rápidamente Andersson
se opuso en rotundo.

Lancia
cede toda su estructura al equipo Jolly Club, que en aquellos
años iban paralelo al equipo oficial en el Mundial
de Rallyes, Lacalle se pone en contacto con ellos, viaja
a Italia para empezar las negociaciones. El equipo Italiano
no disponía de un presupuesto total para cerrar
una temporada completa, por ejemplo faltaba completar
los honorarios del piloto - copiloto y varios aspectos
más, pero sí que habían recursos
económicos o por lo menos eso prometieron para
seguir con el desarrollo del coche. También tuvieron
en cuenta que venían de una temporada que habían
logrado obtener el Campeones de Marcas y cosechar muchas
victorias en rallyes. Cuestiones que animaron bastante
a Sainz y Juanjo Lacalle.
Los
aspectos de la negociación cada vez se estaba materializando
más, e incluso ese tema del pago al piloto. Cuenta
Lacalle que los italianos se quedaron estupefactos cuando
con una simple llamada se solucionaba la implicación
de Repsol en el equipo. Y a partir de ahí empezó
a ponerse en marcha los preparativos de cara a la temporada
1993.

Lo
deportivo
Si
hay un punto negativo en el magistral palmarés
de Carlos Sainz sería el de esa temporada, los
resultados no salieron, termina sexto en la Clasificación
de Pilotos, logró acabar solo cuatro pruebas, dos
segundos puestos en Acrópolis y San Remo y dos
terceros en el Tour de Córcega y Nueva Zelanda.
Lo
cierto es que el coche se había desinflado considerablemente,
sus adversarios se habían puesto las pilas ampliamente,
y si a todo esto le añadimos que el vehículo
en toda la temporada no sufrió ni la más
mínima evolución, por no hablar de esa partida
económica para el desarrollo del Lancia, que nunca
llegó.
Se
habla de que el destino final de ese dinero fue a parar
al equipo Alfa Romeo, que en esas temporadas disputaban
los certámenes de circuitos.
Finalmente
el sueño truncado, ese equipo donde Sainz no llegó
en el momento justo. Pudo más el corazón
que la cabeza. Pero así son las circunstancias
de este deporte, buscar el acierto es casi más
complicado en ocasiones que obtener los resultados más
exitosos.

